viernes, 30 de abril de 2010

Día 12. Primera visita al endocrino.

Día 12

Peso: 107Kg 200 grs. 35,2 Kg para objetivo.
Glucemia:91
Hb Ac1: 9,9

Ingesta:

Desayuno: Café cortado con sacarina.

Comida:Puré de verdura y pechuga a la plancha.Naranja.
Cena: Ensalada de canónigos, maíz y zanahorias. Pizza naranja. Helado.

800 grs.

Sacrificio y Recompensa. Así deberían ser las cosas. ¿Es fácil no? Uno hace un esfuerzo a la espera de una compensación. Pero no, todo ha de complicarse siempre. En mi caso no sé cómo no lo había imaginado, conociéndome como me conozco y sabiendo cómo me van siempre las cosas.

Después de haber estado 11 días sacrificándome y pasando el síndrome de abstinencia, resulta que solo he perdido 800 gramos. El endocrino estaba muy contento, porque los niveles de glucemia y de Hemoglobina Glicosilada en sangre me han bajado mucho, y desde el punto de vista médico a lo mejor es para alegrarse, pero a mi eso me da un poco igual, yo lo que quiero es bajar peso y volumen.


Estando en la consulta y viendo lo que señalaba la báscula se me ha caído el alma a lo pies porque... como dijo aquél, ¿qué es preferible, morir de pie o vivir arrodillado? Y yo ahora mismo no estoy arrodillado, sino tirado en el suelo y chupando botas.

Una parte de mí, de mi alegría, de mis ganas de afrontar la vida se muere cada vez que me siento a la mesa, cada vez que entro a un bar y veo la tentación en forma de pintxo, cada vez que paso al lado de una panadería con horno y huelo el cálido y dulce aroma del pan y la bollería recién hecha... Una parte que ya no renacerá.

Y si no tengo ganas de vivir... entonces ¿para qué esta lucha?. Si se supone que hago esto por motivos de salud, pero voy perdiendo el aliento cada minuto, si el alma se me va diluyendo cada 5 horas, ¿Qué sentido tiene?.

Sí, a lo mejor la gente que me rodea podrá disfrutar un poco mas de tiempo de mí. Mi madre, mi novia, mis amigos pero... ¿merece la pena tener al lado a un clón, a un ser sin alma, sin alegría, sin ganas, aunque sano?

Si hago cálculos, a este ritmo tardaría en llegar al objetivo marcado 3 años y 9 meses... 3 años de puro sacrificio y dolor... no creo que mi mente aguante tanto. Se colapsará mucho antes dejándome en una especie de coma catatónico que sólamente me permitirá trabajar, dormir, trabajar, dormir... sin sonreír nunca, con la mirada fija cual figura de cera...

No, no creo que merezca la pena.