lunes, 2 de julio de 2012

Cuando las excusas se apoderan de tus decisiones


Soy débil.

 Aunque en ocasiones pueda parecer testarudo, intransigente, terco y obstinado, en el fondo no tengo fuerza de voluntad. Me considero una persona suficientemente cerebral como para saber lo que me conviene, pero eso no significa, necesariamente que tenga ganas de hacerlo.

Se que estoy engordando, que tengo que hacer deporte, incluso lo tengo fácil, porque tengo personal traineer y todo, pero... siempre encuentro excusas para no hacerlo.

Soy débil.

 No me gusta sufrir, no me gusta el dolor. Cuando veo a los deportistas o a esas personas que salen a darlo todo y que les gusta sufrir y se sienten realizadas por ello, tengo sensaciones encontradas dentro de mi cabeza. Por un lado les envidio y me gustaría hacer lo mismo, pero por otro lado, me puede el pequeño momento de dolor y mi mente se rinde.

Tengo un gran amigo que me suele decir que me puede la cabeza. Y es verdad, muchas veces pienso que no puedo con la siguiente pedaleada, o la siguiente serie de carrera, y me paro, me bajo de la bici, o me siento en un banco, pero cuando llego a destino y pienso que ya se ha acabado el entrenamiento, me queda la sensación de que no ha sido para tanto.

Cuando era más joven y subía al monte con mis compañeros de Cruz roja me pasaba lo mismo. Cada cuesta, cada repecho, era una tortura. Me pasaba la mañana refunfuñando y sintiendo lástima por mí, y dolor, y pensaba que nunca compensaba la subida, pero a la noche, en la cama, cuando recordaba el día pasado y las sensaciones vividas, siempre me daba la sensación de que no había sido para tanto.

Entonces... ¿Por qué dejo que las excusas piensen por mí?  ¿Por qué prefiero pasar la mañana leyendo o navegando en vez de buscar media hora para mi salud y mi cuerpo? ¿Por qué me dejo llevar muchas veces y lloro en silencio por mi sobrepeso o por las cosas que no puedo hacer o que no experimentaré, pero no hago nada por remediarlo?

Porque soy débil.

Alguna vez he hecho un test de CI y he sacado cerca de 120 puntos. Cuando era más joven, tenía una gran capacidad de concentración y me podía pasar horas pensando. Ahora me canso y prefiero atontarme viendo la tele o con lecturas ligeras porque si me pongo a pensar, siempre acabo deprimido. No soy capaz de pensar en positivo y siempre me acabo imaginando en un hondo y profundo foso. 
El caso es que cuando hago deporte, me concentro, como le pasa a mucha gente. Cuando tu cuerpo está haciendo algo mecánico, como andar en bicicleta o correr, tu mente tiende a volar y a darle vueltas a las cosas. Pero esto para mí no resulta positivo, porque en lo que yo me concentro es en el pinchazo de tal músculo, o en que no me llega el aire, o en que no alcanzo la velocidad que yo quiero, o en que la siguiente cuesta me va a hacer ahogarme... y entonces me agobio, y pienso en lo peor, y comienzo a darme cuenta de mis limitaciones, o lo que yo creo que son mis limitaciones, y me empiezo a repetir,  no puedo, no puedo, no puedo...

Soy débil.

Lo sé, y cada vez en mas ámbitos de mi vida. Y sé que NECESITO cambiar, y que para ello requiero ayuda... quizás sea demasiado tonto para verla.

1 comentario:

  1. La verdad que cuesta hacer todos los dias algo de deporte , pero una vez que empiezas te aseguro que engancha.... y el dia que no haces te falta algo. Preguntales sino a tu prima Olga que nunca habia hecho deporte regularmente y ahora esta "enganchada". Ponte metas pequeñas... no grandes que sabes que no conseguiras... empieza por 20 minutos... y luego veras como poco a poco el cuerpo te pide mas. Y cuando aparezcan en tu cabeza pensamientos negativos rapidamente cambialo por otros. recuerdate que si puedes, que no tienes que batir ningun record, que con llegar a la meta es mas que suficiente.... TU PUEDES y si necesitas ayuda PIDELA.;-) Anu

    ResponderEliminar